jueves, 13 de octubre de 2011

cuestion de dignidad

CUESTIÓN DE DIGNIDAD
Aprenda a decir NO y gane autoestima siendo asertivo.
Autor: Walter Riso
El espíritu no debe ser jamás sometido a la obediencia.
Émile Chartier, “Alain”
Para que pueda ser he de ser el otro,
salir de mí, buscarme entre otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia.
Octavio Paz
PRÓLOGO
Cuando los seres humanos se relacionan entre sí, se encuentran con un gran número de situaciones de exigencia social. Estas demandas pueden provenir de un amigo, un familiar, un superior o un desconocido, y adoptar la forma de ruego, mandato o favor. Aunque la respuesta natural a este tipo de requerimientos debería estar guiada por lo que uno considera más adecuado, en muchas ocasiones las personas suelen estar tan “presionadas” o “influenciadas” por los demás que terminan actuando en contra de sus propios principios, creencias o conveniencias.
Nadie nace predeterminado a ser sumiso, esto se aprende de forma paulatina, “sin darse cuenta”. No es una cuestión biológica ni hereditaria, es un comportamiento aprendido y por lo tanto modificable. Hemos descubierto que si decidimos aceptar la manipulación de los demás no seremos recriminados e incluso podríamos ser reforzados por tal sumisión, y que por el contrario, si decidimos defender nuestros derechos legítimos, la situación producirá altos niveles de ansiedad, desaprobación o culpa.
Así, poco a poco, muchas personas van desarrollando un repertorio aparentemente adaptativo, pero en realidad se van convirtiendo en “marionetas humanas” que pierden uno de los valores más importantes del ser: la dignidad.
Desgraciadamente muchos individuos se habitúan tanto a la explotación y al abuso que ya no pueden procesar adecuadamente la realidad en la que viven. En estos casos, “darse cuenta” de la manipulación es un requisito imprescindible para cualquier entrenamiento asertivo posterior. El sujeto inasertivo se acostumbra tanto a las injusticias de los otros que ya no siente malestar e inclusive puede llegar a percibir estos atropellos como normales: “Así debe ser”. Múltiples ejemplos de la vida cotidiana confirman lo anterior: una mujer puede justificar el maltrato de su esposo afirmando: “Él es así, ésa es su manera de ser”, o un empleado aceptar la agresión de su jefe afirmando: “Él busca que todo funcione bien en la empresa”.
Este libro trata de abordar no solamente la falta de asertividad y cómo afrontarla, sino también el tema de los derechos personales que pueden pasar inadvertidos para mucha gente, ya sea por un mal aprendizaje, desconocimiento u olvido. Es decir, ningún tratamiento en asertividad puede llevarse a cabo de manera exitosa si antes el paciente no toma conciencia de que su dignidad personal está siendo vapuleada y que por lo tanto necesita defender sus derechos.
Walter Riso, el autor de este libro, es un reconocido psicólogo clínico que posee la compleja habilidad de escribir contenidos técnicos en un lenguaje fácil, agradable y práctico, lo que resulta de gran utilidad, pues sabe llegar a sus destinatarios. La contribución del autor a la difusión de la psicología es muy extensa y apoyada por muchos asiduos lectores. Quien crea que escribir este tipo de libros es tarea fácil es porque nunca lo ha intentado. En mi opinión, el presente texto cubre tres objetivos: a) Ayuda a prevenir los déficit de asertividad, b) Enseña a comportarse de manera asertiva y da pautas de acción a las personas que ya tienen dificultades en este campo, y c) Puede ayudar a descubrir la falta de asertividad en aquellos individuos que no son conscientes de sus limitaciones. Pero lo que considero más importante del libro es su enfoque, ya que demuestra que la inasertividad además de ser un problema de habilidades sociales, es también un problema de dignidad personal. En resumen, este material es recomendable para todo tipo de personas, más allá de su formación y profesión, por lo que aconsejo su lectura pausada y reflexiva. El lector, en todo momento, debe tener presente que en sus manos está ser una “marioneta humana” o “una persona con dignidad”. No podemos olvidar que “no hay peor traición que traicionarse a sí mismo”.
Gualberto Buela-Casal
Universidad de Granada, España
Febrero 2002

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